Thamayra Moas
El complejo de Robin Hood: La desigualdad no es el problema

El gran error de los medios de comunicación, de la academia o personas en general, es señalar a la desigualdad como el gran problema del mundo. Con tantas ganas de solucionarlo, olvidan que las políticas públicas deben ser para reducir la pobreza, y no la desigualdad.
El índice de Gini del Banco Mundial, demuestra que un país con poca desigualdad no necesariamente es un país en desarrollo o próspero. Estados Unidos es 9,3 puntos más desigual que Etiopía, pero mientras que el PIB per cápita de Estados Unidos es de $63.543,58, el de Etiopía es de $936,34. Es decir, Estados Unidos es alrededor de 20% más desigual que Etiopía y definitivamente no hay comparación entre la calidad de vida de la población en esos países.
Una economía en desarrollo puede presentar una gran desigualdad, pero está creciendo, y eso significa que los pobres, mañana, estarán mejor - así como los ricos. La economía no es un juego de suma cero: la riqueza se genera. El rico no le quitó nada al pobre. Políticos populistas insisten en que, si la desigualdad es el problema, es necesario cobrar más impuestos a los ricos y redistribuir esa renta.
Eso sucedió en el 2012, en Francia, cuando el gobierno socialista de François Hollande aprobó un impuesto de 50% a grandes riquezas, llegando al 75% cuando sumado a otras cargas sociales. ¿Los resultados? Los afectados - como el dueño de Louis Vuitton o Givenchy - cambiaron su residencia fiscal. Con los resultados, Hollande redujo nuevamente ese porcentaje, hasta dejar totalmente la idea en 2015.

La extrema pobreza se define por el Banco Mundial con una renta igual o inferior a US$1,90 por día. En 1820, el 80-90% de la población mundial era considerada pobre. Actualmente, ese porcentaje es inferior al 20%.
Igualdad y pobreza, en una “Cuba sin el sol”, como bien dijo Macron (¡Qué irónica la vida!), no es el objetivo. Debemos reducir la pobreza. ¿Cómo? Generando más riqueza a través de políticas económicas que traigan más confianza, inversiones, trabajos y renta. La economía no es un juego de suma cero.