Valentina del Aguila
La apatía es como una herida en sal

La juventud ha estado al pendiente del concierto de Bad Bunny, muchos han madrugado y han sacrificado su paz mental (o financiera) para conseguir una entrada. Los miembros de Somos Libres también formamos parte de la juventud y en esta columna no pretendo criticar los esfuerzos del resto para ir a ver al conejo malo o por querer distraerse de cualquier forma y disfrutar del entretenimiento que este tipo de eventos ofrece. El tema que tocaré en esta columna es la apatía que los jóvenes han tenido a lo largo de este año hacia la política peruana. Según el último estudio del IEP, el 54% de los jóvenes tienen poco o nada de interés en la política. Aunque esta apatía haya existido desde años pasados, en estos momentos se hace más evidente. La apatía es definida por el diccionario de Oxford como un “estado de desinterés y falta de motivación o entusiasmo en el que se encuentra una persona y que comporta indiferencia ante cualquier estímulo externo”. El concierto de Bad Bunny, al causar tantas emociones entre la multitud, es solo un ejemplo que revela la contrastante apatía que muchos tienen hacia la coyuntura política actual.
A lo largo de este año, el presidente actual, Pedro Castillo ha acumulado 6 investigaciones de parte de la fiscalía por presuntamente cometer actos de corrupción y ser el cabecilla de una organización criminal. No solo él, pero su entorno y su familia son investigados. Incluso existen prófugos de la justicia, como los famosos sobrinos de Castillo, su ex secretario general Bruno Pacheco, quien estuvo prófugo por un tiempo y con más importancia el ex-Ministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva. Se han interpelado a numerosos ministros, se les ha acusado de corrupción y de formar parte de organizaciones criminales. Noticias sobre esto han inundado los periódicos todos los días. Todos los días se reporta sobre las investigaciones y sale nueva evidencia que apunta a una red de personas gigante que involucra mayormente a los allegados de Castillo que se encuentran en el gobierno de alguna manera.
Se puede decir que en el 2022 tenemos más información que nunca sobre las artimañas del gobierno, pero ¿a quién le importa esto realmente? Decir que la juventud no está para nada interesada en la política es una exageración, pues sigue siendo uno de los grupo etarios más interesados en ella según el estudio del IEP mencionado anteriormente. Sin embargo, cada vez más vemos una creciente apatía desde que la juventud alcanzó su pico en niveles de participación política en noviembre del 2020.
El contexto en el año 2020 era completamente diferente al contexto actual, en ese año un concierto de forma presencial jamás se hubiera dado. Durante ese año tuvimos a una juventud encerrada en sus casas, manteniendo su vida social y profesional de manera digital (si es que tuvieron la oportunidad). Es por esto que es bastante irónico que la juventud haya salido en masa en el 2020 y no ahora que tenemos la oportunidad de marchar en contra de un presidente con indicios de corrupción, organización criminal y que presenta un pésimo manejo del país que se refleja en el deterioro institucional y de la economía. No voy a decir que ningún joven marchó, pero según fuentes anecdóticas, la marcha parecía un reencuentro de “Baby Boomers”. En su mayoría, la Generación Z no se puso las zapatillas esta vez, pero si salió a marchar a favor del mismo presidente corrupto que los encerró: Martín Vizcarra. Todo esto indica hacia un caso masivo del síndrome de Estocolmo.
Sin embargo, hay otro síndrome que parece ser el que predomina en este caso, y ese es el famoso síndrome de la rana hervida. Podríamos resumir este síndrome de la siguiente manera: si te encuentras sentado encima de un cerro de basura, después de algunos días, dejarás de oler la basura, dejarás de sentir asco. En el caso de la rana hervida, la historia dice que, si pones a una rana en agua hirviendo, saltará de la olla ya que sentirá el calor inmediatamente, pero si la pones en agua tibia y dejas que el agua se caliente, la rana se irá acostumbrando al sentimiento del agua caliente y ya no saltará así el agua comience a hervir. Desde que Castillo llegó al poder han salido noticias tras noticias de sus artimañas, cada vez involucrando a más personas, más entidades y siendo cada vez más y más complejas. Ha pasado tanto tiempo en el que las noticias se mantienen en el mismo tono, que dejó de ser escandaloso. Muchos jóvenes probablemente decidieron dejar de leerlas debido a el “burnout” causado por el exceso de información, y los que sí lo hacen, comenzaron a desarrollar cierta apatía hacia ellas.
En general, el hecho de que nos hayamos acostumbrado al caos político del Perú, no significa que no debamos tratar de cambiarlo. Si hemos llegado al punto en el que estamos cómodos con un presidente cómo Castillo, ¿A quién toleraremos después? ¿Dejaremos que el agua se siga calentando? Yo creo que el agua ya comenzó a hervir, y no tomar acción desde ahora podría ser fatal para el futuro de nuestro país. Es por esto que esta columna tiene como título un verso de la famosa canción de Olivia Rodrigo - “Good 4 you”, porque la apatía en el contexto político actual, duele como una herida en sal.