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  • Writer's pictureDaniela Ibáñez

Perú: un planeta que se zafó de la órbita



En el inicio del universo todo era caos. La materia se asociaba de manera dispersa, aleatoria, todo era una nube tormentosa donde los electrones se mezclaban y reaccionaban para generar energía sin propósito alguno. Las galaxias se formaban pero las estrellas todavía no gobernaban a los sistemas solares, los planetas no tenían órbita o se encontraban muy lejos de la luz. Todo era niebla espesa.


A veces me imagino explicándole a un extranjero la situación que vivimos en nuestro país. Intento abstraerme de nuestra triste y cruel realidad a la que hemos sido condenados por las inevitables consecuencias del Teorema de Arrow: la voluntad general del pueblo no existe. Lo que si existe es una serie de mafias que gobiernan pedazos de territorio aisladamente. Es un sistema de mafias piramidal. En la base de la pirámide tienes a las mafias locales, las que controlan pedazos de urbe a mano armada, que roban para subsistir, que de vez en cuando mueven droga. Vas ascendiendo y se encuentran las mafias intermediarias, las que controlan alcaldías, mueven el canon, le hacen la canchita de fulbito a los funcionarios municipales. Luego tienes la mafia intermediaria superior, la que mueve la coca internacionalmente. Y luego tienes las mafias superiores, las de la política.


En la costa de nuestro país suele haber mucho polvo, por el desierto extenso. En los últimos meses parece haberse incrementado. Vuela por los aires, te sofoca, te nubla la mirada. Así nos sentimos con la política, confundidos, ciegos, sin saber cual es nuestro siguiente paso. ¿Cómo ordenar un país con tanto desgobierno? ¿Con tanto espanta pájaro? ¿Con tanta brujería tóxica narrativa? ¿Con tanto odio y pocas ideas? Parece que hubiéramos retrocedido a ese momento inicial de la creación del universo, no hay sol en nuestra galaxia que nos permita orbitar de manera ordenada, los planetas colisionan, hay tormentas de meteoritos por doquier, solo podemos ver el terrorífico vacío, no sabemos lo que existe en el más allá.


Me suelo preguntar: ¿cuál es el futuro de este país sin órbita alguna? A veces pienso que degeneraremos tanto en el caos que eventualmente este se convertirá en orden por virtud de leyes de la física que nunca entendí ni entenderé. Hay tal que cual individuo o grupo de individuos inspirados que quieren sacar su plataforma política, revolucionar el panorama, pero se encuentran con una población o terca, o desviada, o demasiada sumada en la pobreza (monetaria y mental - de los dos hay, seas rico o no) que no se logra ningún cambio alguno. Reinan los criterios o ambiciones personales sobre la mirada de grupo largo plazista, porque nos queremos o conocemos muy poco.


El Perú es como una persona que no ha resuelto su estrés post-traumático. Es una persona con sus chacras desalineadas. Una persona que camina sin rumbo alguno, sin preguntarse por el sentido de la vida o que hacer con ella. No tenemos rumbo, todo es caos cósmico, átomos desordenados, somos como un carro con el pie en el acelerador y en retroceso. ¿Qué pasará cuando terminemos de destruirnos por completo?


En otros países vemos pasos hacia adelante. Vemos que el mundo poco a poco sale de la pandemia, que se desarrollan vacunas, nuevas tecnologías para salvar a la humanidad de la peste. Vemos que los países arman las condiciones para que los emprendedores tengan capacidad para vender y crecer. Vemos que grandes empresas buscan por las energías renovables y con eso los minerales del futuro, con los que el Perú cuenta. Pero nosotros nos hemos zafado de la órbita, el nuevo gobierno le cierra la puertas al mundo, a las oportunidades que trae consigo, a las grandes inversiones. El gobierno le cierra la puerta a sus propios ciudadanos, privándolos de la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida, sus prospectos hacia futuro, de la esperanza. El gobierno ha decidido invertir en una máquina del tiempo pero no para viajar y cambiar el pasado, pero para viajar y repetir el pasado, las fórmulas fallidas, revivir los fantasmas del retroceso, los resentimientos y las heridas que ya se estaban sanando, decidió abrirlas nuevamente.


Los dejo con algunas frases de la novela “El túnel” de Ernesto Sábato, que creo que describen bien la situación del Perú en este momento y el sentimiento colectivo, capaz:


“Toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes”


“Mi cabeza es un laberinto oscuro. A veces hay como relámpagos que iluminan algunos corredores. Nunca termino de saber por qué hago ciertas cosas.”


“De pronto me arrepentí de haber llegado a esos extremos, con mi costumbre de analizar indefinidamente hechos y palabras.”

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